Creación consciente 1ª parte
Creación consciente 1ª parte
Curso de creación y manifestación consciente. 1ª parte
Introducción
Todos hemos oído hablar de que podemos generar la realidad que queremos, que solo depende de nosotros mismos, de nuestros pensamientos y emociones, de que utilicemos correctamente los métodos que tenemos por doquier a nuestra disposición.
Generar la realidad que uno quiere no es difícil, teóricamente, pero sin embargo no es una cosa que se pueda conseguir sin un conocimiento más o menos completo de todos los aspectos que están involucrados en el proceso de manifestación, desde comprender que es la realidad en sí misma, como y porque percibimos lo que percibimos, hasta el proceso completo de transmutación energética que convierte una onda en algo físico, pasando por los obstáculos que nos impiden manifestar lo que deseamos y las herramientas que tenemos a nuestra disposición para crear nuestra vida “perfecta”, sea lo que sea que soñamos tener como tal.
Este curso trata a fondo todos esos temas. No se trata de aprender una técnica de visualización y listo, se trata de bucear en todos los aspectos de la creación consciente e inconsciente (muy importante), para integrarlos en nuestro día a día y ser capaz de usar muchas herramientas y de controlar el poder de nuestro sistema energético para generar y atraer mediante la vibración que emitimos, aquello que deseamos. La Ley de la atracción, explicada a fondo, es mucho más compleja que el solo hecho de que debemos tener pensamientos positivos para atraer una realidad positiva. Hay muchos más parámetros que hay que estudiar, comprender y dominar, y luego hay que moldear con diferentes técnicas esas energías y vibración para que la Ley de la Atracción trabaje a pleno rendimiento en nuestro favor. Es algo que haremos durante este curso de creación y manifestación consciente, y que espero os sirva para activar y poner en marcha los cambios que queréis hacer para generar una realidad exterior más acorde a lo que deseáis en vuestro interior.
Primera Parte
Creando la realidad en la que existimos.
Todo es energía, vibrando a una cierta frecuencia.
Todo lo que existe no es más que energía, que nosotros podemos moldear. Esa es nuestra premisa básica: que todo en el universo, toda la creación, es energía en diferentes estados, vibrando a una frecuencia determinada.
El concepto de vibrar a una cierta frecuencia es como decir que aquello que vibra o resuena a poca frecuencia es más sólido, y aquello que vibra muy rápido, a una frecuencia muy alta, es más “etéreo”.
Dualidad onda-partícula
La parte más pequeña de un átomo es pura energía, y vibra también a una frecuencia determinada. En realidad, la física cuántica nos dice que las partículas más pequeñas que conforman las partes más pequeñas del átomo, ni siquiera existen como tales, sino que se
encuentran en estado de “onda” y solo se colapsan en algo “físico” cuando alguien las observa.
Es decir, que ni siquiera el núcleo central sobre el cual está construida nuestra realidad es algo físico, sólido y tangible, solo se convierte en algo “físico” cuando es “observado”, mientras tanto, no es más que una pura onda energética que ofrece múltiples posibilidades de manifestarse de una u otra forma, dependiendo de qué otra energía interactúe con ella.
Una roca, una flor o Saturno, todos estamos formados por esa misma energía, esas mismas ondas que forman los componentes primarios de los átomos, que se colapsan en estado más o menos sólido, cada uno con su frecuencia vibratoria específica, pero manteniendo el mismo componente básico: ese núcleo energético. Así como nuestro cuerpo físico es energía con ciertas características (billones de átomos organizados en células, órganos y demás), que ha tomado cierta forma, nuestros pensamientos y sentimientos emiten a su vez energía a una frecuencia determinada. Es esencial comprender esto. Es el punto principal del curso.
Cada vez que piensas o sientes algo, emites energía de cierto tipo, que forma ese pensamiento o emoción que has tenido y que va a tener unos ciertos efectos en el mundo exterior donde esa energía va a manifestarse.
Ese mundo exterior va a depender principalmente de dos cosas, la energía mental (pensamientos, ideas) y la energía emocional (sentimientos, emociones) que proyectamos, que combinadas pueden resultar en una poderosa máquina de creación, pero que cuando trabajan en oposición o descoordinadas, pueden resultar en un bloqueo permanente para generar lo que quisiéramos.
A lo largo del curso vamos a ver en detalle que cuanto más focalizado o intenso es el pensamiento o sentimiento que emitimos, más directo es el haz energético creado o lanzado al exterior.
Piensa por ejemplo en tu voz, cada vez que hablas, cantas, gritas o susurras, envías un haz de energía hacia fuera. Esta energía puede ser captada por los oídos de las personas que te escuchan, o por cualquier grabadora, micrófono o radiocasete. Cuando piensas, emites el mismo tipo de energía con cada uno de tus pensamientos, de diferente tipo y frecuencia, solo que no tienes a tu disposición, físicamente, un artefacto que te permita ver o medir esa energía que sale constantemente de tu cabeza.
Al igual que cuando gritas concentras mucha energía en un solo haz sonoro, cuando concentras tu pensamiento fijamente en un solo concepto, emites una energía focalizada en ese tema. En este caso, la energía de tu pensamiento se disipa por el aire, por el mundo porque esa energía tiene una cierta potencia y llega hasta un cierto punto.
Al igual que tu voz se oye bien a pocos metros de distancia y nada a dos kilómetros de tu casa, tu pensamiento concentrado llega hasta cierto punto, aunque al tratarse de una energía con una frecuencia vibratoria más alta, llega mucho más lejos aún con poca potencia que cualquiera de los gritos que puedas dar.
Al contrario que la voz, los pensamientos, emociones y la energía que contienen tienen una característica muy especial que dice que “lo semejante se atrae”. El concepto exacto es que, aquello que es igual, acaba por acabar junto. Cuando emites “A” (consciente o inconscientemente), tu energía atrae más de “A”, si cambias a emitir “B”, atraerás hacia ti todo lo que tenga “B”, sean estas letras sinónimo de emociones, deseos, sensaciones, o eventos reales. Aquello que emites es principalmente lo que da la indicación de que es lo que siempre atraes o atraerás hacia ti y lo que conformará tu vida, la que tus cinco sentidos pueden percibir como “real”. Es lo que se llama genéricamente la Ley de la Atracción.
Imanes energéticos
Piensa en ti como un imán para describir el concepto de por qué sistemas energéticos de la misma frecuencia tienen tendencia a atraerse unos a otros. Los núcleos de energía básica que componen nuestros pensamientos y emociones son como imanes que buscan juntarse con otros núcleos energéticos de la misma frecuencia y con las mismas características. Nosotros, como seres humanos, somos el compendio y la suma de millones de células cada una con sus millones de átomos cada uno vibrando a una cierta frecuencia ligeramente diferente del resto (es lo que hace que un mismo núcleo energético básico se pueda convertir en una célula para el corazón o en una célula para el hígado). Aquello que emitimos, somos, o pensamos, no es sino un gran imán para todo aquello “de ahí fuera” que concuerda exactamente con vuestras mismas características.
Es como ponerle una etiqueta a cada pensamiento de forma que diga “unidad energética 1, potencia 12, vibra a frecuencia X y contiene la imagen de un coche rojo”. Y eso sale disparado al inconsciente colectivo flotando por algún sitio encima de nuestras cabezas (simbólicamente). En la mayoría de los casos, esta energía se disipa y se desvanece antes de que ese pensamiento actúe como el imán que es, detecte y atraiga energía similar a ella y convierta esa energía en algo real. Sin embargo, como decimos, en la mayoría de los casos,
para nosotros, nada sucede en realidad porque nuestro pensamiento se ha disipado mucho antes de que ningún proceso “de atracción” pudiera llegar a ocurrir. Nuestro imán no ha tenido tiempo de hacer su trabajo.
Si lo que queremos es atraer algo a nuestra vida de forma consciente, la forma que la materialización de nuestros pensamientos cobrará, mediante ese impulso energético, desde el momento que deseamos algo hasta que aparece, pasa por diferentes estados o fases y tiene diferentes requisitos que han de ser cumplidos, que veremos más adelante en detalle.
A partir de aquí vamos a ver que tenemos dos formas básicas de manifestar el mundo exterior en el que vivimos: de forma consciente, sabiendo lo que generamos y trabajando por ello, y de forma inconsciente, dejando que sea una realidad común y el trabajo de nuestro subconsciente quien se encargue del trabajo. Vamos a ver primero esta última forma que es la más normal para la mayoría de nosotros.
Creación inconsciente- generando la realidad sin darnos cuenta
Para la mayoría de las personas de este planeta, la realidad que perciben y en la que viven inmersas les viene “dada”. Nos la encontramos cada mañana cuando nos levantamos de la cama y, en casi todos los casos, creemos no haber tenido nada que ver con ella. Aunque en parte sea así, pues simplemente hemos aceptado que lo creado por el inconsciente colectivo es lo que “ya nos va bien”, por otro lado es también vuestra mente subconsciente la que se encarga de trabajar día y noche, sin descanso, para generar aquello que percibimos como “nuestro mundo exterior”.
¿Quiere decir esto que género mi realidad sin darme cuenta de ello? Pues así es. Puesto que el mundo que creemos ver como real y sólido no es más que la suma de millones de ondas electromagnéticas, de energía en movimiento, creando un perfecto holograma tridimensional.
Todas las posibles realidades están presentes en forma de componentes energéticos que decodificamos con nuestros sentidos y nuestro cerebro.
Aquello que todos vemos por igual y con lo que todos estamos de acuerdo, no son más que las proyecciones energéticas del inconsciente colectivo, al cual estamos todos conectados, y de lo cual hemos creado una versión en nuestra propia realidad. El hecho de que la hierba sea verde, la nieve blanca y fría, el fuego queme o el agua sea transparente es porque todos estamos de acuerdo en que eso es “así”, y así lo percibimos, estamos programados desde tiempos inmemorables para aceptar que para todo el mundo esas cosas tienen el mismo significado, y gracias a ello, podemos interactuar y vivir juntos en algo que aparentemente es tangible y real para todos por igual, pero que en realidad, no son más que “proyecciones holográficas” aceptadas por todos. Al igual que en la película Matrix, donde “la verdadera”
realidad no era más que un conjunto de números pasando sin cesar en un ordenador, la realidad común de este planeta no es otra que múltiples ondas que todos decodificamos de la misma forma.
Generación común
Ahora bien, ¿quién genera esas ondas? ¿Quién genera esas realidades potenciales? Nosotros lo hacemos. O mejor dicho, la suma de nuestra mente consciente y de nuestro subconsciente lo hace. Como decodificamos esa realidad y la convertimos en “nuestra realidad” lo veremos un poco más adelante. De momento, empecemos por explicar cómo funciona la creación del mundo que llamamos real, la generación de pensamientos y como conseguimos que las cosas lleguen a nosotros sin que nuestra mente analítica parezca ser parte involucrada en el proceso.
El modelo siguiente nos puede ayudar a comprender bien todo lo que voy a explicarte a continuación: Este modelo se basa en tres factores: nuestro pensamiento consciente, nuestra mente subconsciente y la mente inconsciente colectiva.
El pensamiento consciente es el conjunto de nuestra actividad mental diaria (todos nuestros pensamientos, decisiones y proceso de datos que entran por nuestros cinco sentidos), la mente subconsciente es nuestra mente automática de la que no somos conscientes, la que absorbe todos los datos que le llegan sin discriminar ninguno y ejecuta sus propios procesos lógicos de razonamiento. Es también el mediador entre la mente lógica y el inconsciente colectivo, así como el almacén de todos nuestros recuerdos, sensaciones, memorias y emociones enterradas profundamente a lo largo de toda nuestra vida que salen pocas veces, si no ninguna, a la luz de la mente racional, pero que la influencian constantemente. Finalmente,
el inconsciente colectivo es la mente infinita que contiene toda la información, de todas las personas, de todo el planeta, la suma de todos los pensamientos de la gente, acumuladas como en una gran tela de araña que toma su forma y se ha instalado muy por encima de nuestras cabezas, fuera del alcance de nuestros sentidos, en un rango frecuencial ligeramente superior del que podemos percibir.
Si nos fijamos en el diagrama, vemos que hay cuatro personas (A, B, C, y D). “C” no está indicado como tal, pero es la persona en la parte superior del dibujo. Los semicírculos son las mentes subconscientes y el círculo externo es la mente colectiva que ya hemos comentado, también conocida por muchos nombres en las diferentes filosofías, literaturas y religiones. Finalmente, la línea de puntos exterior indica que no existe frontera para la mente colectiva, abarca todo y a todos sin excepción.
El poder del subconsciente- deseos concretos
Veamos un ejemplo. Jorge, un joven deseoso de irse a trabajar a Australia, tiene esa idea en la cabeza desde hace tiempo, es un gran deseo, y su pensamiento “normal”, la mente analítica, es obviamente consciente del mismo. Asignemos a Jorge la letra A del diagrama. Pero Jorge no es de los que conocen ni ha oído hablar de herramientas de creación consciente, ni sabe que puede generar su deseo controlando el proceso, sin embargo, eso no es obstáculo para que pueda terminar consiguiéndolo.
Lo que sucede es que la mente subconsciente de Jorge toma este deseo y lo implanta en el inconsciente colectivo, no sólo el deseo total en sí (el objetivo final), sino además toma en cuenta cada detalle en el cual se pueda descomponer nuestra petición.
De forma paralela, la mente subconsciente de cada ser humano está continuamente explorando, activamente, el inconsciente colectivo buscando cualquier cosa con la cual resuene, es decir, cuya frecuencia vibratoria sea la misma que la del deseo expresado (de este y de todos los otros que anteriormente hayamos emitido). Puesto que somos imanes, nuestro sistema energético en su totalidad, el emisor de “luz” que es, tampoco puede dejar nunca de emitir, y, por naturaleza, está siempre intentando atraer todo aquello con lo que resuena a su mismo nivel frecuencial. No es que sea un esfuerzo pasarse el día explorando el inconsciente colectivo y el conjunto de las “ondas energéticas” que existen “ahí fuera”, forma parte de su propia naturaleza y de sus funciones “cotidianas”.
Sigamos con el ejemplo. Pongamos ahora que Cristina es directora de recursos humanos de una empresa en particular que ofrece un trabajo en Australia (letra C). El subconsciente de Cristina detecta el deseo del subconsciente de Jorge, y se fija al mismo. En estos momentos, ambas mentes están “enganchadas” a través del inconsciente colectivo. Ni Cristina ni Jorge tienen la más remota idea de que la proyección mental del primero (el deseo de trabajar en la empresa de Cristina) ha sido “recogido” por la persona adecuada para hacerlo realidad, ni sabrán jamás que esto ha sido así a no ser que sean altamente conscientes de los procesos mentales que suceden en su subconsciente, algo normalmente improbable.
Para que esto haya sido posible no ha bastado un simple pensamiento de Jorge al respecto, si hubiera sido así y solo hubiera emitido un pequeño haz con el contenido de su deseo, este se hubiera diluido rápidamente en la mente colectiva. No, para que el subconsciente de Cristina (y el de muchas otras personas) se hayan podido fijar y enganchar al deseo de Jorge, este ha tenido que emitirlo con gran potencia, quizás no ha dormido durante noches dándole vueltas al asunto, imaginando sin parar cómo sería su vida en Australia, hablando a los amigos del tema y viéndose a sí mismo ya en ese puesto. Solo así su pensamiento ha tenido tanta fuerza que ha impactado al inconsciente colectivo. Todo esto sin saber que estaba usando ciertas herramientas de creación que veremos luego.
Sigamos. ¿De qué manera se preparan las sincronicidades necesarias para que Cristina pueda contratar a Jorge, si es que se puede llegar a dar el caso?
Las mentes subconscientes de ambos influenciarán a sus respectivas personalidades para hacer aquello que sea necesario para que Cristina y Jorge graviten el uno hacia el otro. El inconsciente de Cristina, sabiendo que esta tiene que cubrir unas vacantes y que ha puesto un anuncio en el sitio tal, proyectará una cierta señal en el inconsciente colectivo que hará que Jorge sea influenciado por su mente inconsciente para que se acerque a mirar un cierto periódico donde está publicada esa vacante. El universo y la mente colectiva (sin entrar en las ayudas que tenemos de nuestro Yo Superior y nuestros guías espirituales para generar estas sincronicidades), sincronizarán todos los eventos posibles para que Jorge termine encontrando ese anuncio o consiga enterarse de que la empresa de sus sueños está buscando gente, incluso puede que Jorge sienta una fuerte intuición de que debe hacer o mirar algo con respecto a esa empresa, como si fuera una idea implantada en la cabeza que aparece de repente.
Es probable que Jorge esté buscando trabajo en decenas de lugares a ver si encuentra lo que busca, pero su mente subconsciente le está intentando guiar hacia un lugar determinado donde sabe que está lo que desea. Cuando Jorge hace caso de esa idea que le vino a la cabeza, a esa conversación que oyó “por casualidad”, a ese anuncio que vio en el periódico o a ese slogan que oyó en la radio y donde salía el nombre de esa empresa, y se fía y sigue esas señales, ¡tachan!, el anuncio del puesto de trabajo de sus sueños está allí colgado. Vaya casualidad, ¿no? Evidentemente esto no es todo. El trabajo aún no está conseguido y el
proceso para que Jorge consiga su objetivo puede ser aún muy largo. Pero el proceso será el mismo. Los eventos que sean necesarios poner a disposición de Jorge para conseguir su objetivo irán apareciendo (y aquí vamos a poner de momento en el mismo “saco” a todas las ayudas que tenemos para generar las sincronicidades, desde la pura atracción energética, hasta las influencias de nuestros guías o entidades espirituales, que están evidentemente, al tanto de lo que está pasando).
Obviamente, estamos presuponiendo que los diferentes niveles de conciencia (desde su subconsciente, a su alma, a su Yo Superior) de Jorge “aprueban” que termine en ese trabajo, porque si, por alguna razón, en algún otro nivel sabemos que para nosotros es mucho mejor opción hacer otra cosa, importará poco el deseo de la mente de Jorge, y, aunque puedan aparecer pequeñas sincronicidades que parecen querer llevarle hacia su deseo, pues la ley de la atracción es pura física, en el fondo no lo terminará consiguiendo.
Suponiendo que Jorge está en el buen camino, y que empieza a percibir eventos sincronizados en su vida, todos relacionados con ese deseo suyo de trabajar en la compañía de Cristina.
Sabiéndolos interpretar y siguiéndolos puede acortar el tiempo de consecución del objetivo, dejándolos pasar puede provocar que Cristina contrate a otra persona y el proceso tenga que volver a ponerse en marcha o que Jorge al final abandone su sueño y decida hacer otra cosa, con lo que el proceso de sincronización se parará y simplemente comenzará otro basado en el nuevo deseo de Jorge. Porque eso también pasa. Cambiamos de deseo como cambiamos de camisa, al menos la mayoría de los mortales. La elección es nuestra en todo momento y nuestra mente inconsciente seguirá trabajando sin interrupción ejecutando y buscando los eventos que concuerden con nuestros deseos.
Así es como funciona más o menos la creación inconsciente de la realidad en la que vivimos, especialmente a nivel de deseos concretos, simplemente nos conectamos a la mente colectiva, y de una forma u otra vamos atrayendo hacia nosotros aquello con lo cual resonamos. Mientras que nuestro subconsciente tiene el papel más importante en ese sentido al hacer por si solo parte del trabajo de atracción de aquello que queremos a nivel racional, sigue siendo un proceso del cual no tenemos control por no saber que está sucediendo, como sucede, cuando y como podemos influir en lo que sucede.
Es una forma de manifestación más cómoda, de hecho, al ser inconsciente, es automática, pero eso no quiere decir que sea la más óptima, pues en este caso, podemos atraer cualquier cosa, ya que prácticamente nadie es capaz de controlar conscientemente sus pensamientos y emociones, y esa es la clave para trabajar con los métodos de manifestación consciente que veremos luego.
Ejercicio: Párate a observar deseos y pensamientos que estén sucediendo de manera más o menos constante en tu cabeza. Aprende a tomar conciencia durante unos días sobre esas ideas que no dejan de rondarte y empieza a anotarlas. Intenta averiguar que estas en estos momentos manifestando a nivel subconsciente observando la realidad que tienes a tú alrededor: cosas, personas, eventos, situaciones. Haz una lista de cómo es tu entorno y de cosas que no te gustan, y otra de cosas que sí, para empezar a discriminar todo aquello que debemos empezar a transmutar poco a poco en el proceso de creación de una nueva realidad.
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Curso de creación y manifestación consciente
© David Topí www.davidtopi.com